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Historia viva del reggae: el largo viaje espiritual de Cedric Myton llega a Sudamérica

Escrito por el 10 noviembre, 2022

El cantante jamaiquino, parte de los legendarios The Congos, dará una clase de roots y mística el sábado 12 en La Trastienda y asegura que afuera de la isla “la gente le presta mucha más atención” al reggae.

Nota por: Daniel Flores
Fuente: es.rollingstone.com

Heart of the Congos, de The Congos, producido por Lee Perry y editado en 1977, es reconocido unánimemente como uno de los mejores discos de reggae de todos los tiempos. Con una confusa historia de desinteligencias y postergaciones en su lanzamiento que lo volvió aún más mítico, se trata, por un lado, de un disco “de género”, al mismo tiempo que suena radicalmente distinto a todo: es una colección de tracks que en algún momento habrán fluctuado entre el reggae roots y el nyabinghi, pero que Perry transformó con su proverbial alquimia en tan extraños como gratificantes ejercicios de mezcla y producción extraterrestre.

Es un disco de “productor”, sin duda. Pero eso no debería quitarle mérito a los propios Congos, Cedric Myton y Roy «Ashanti» Johnson, esas voces místicas sumergidas en tracks densos e inspiradísimos como “Fisherman”, “Open Up the Gate”, “The Wrong Thing” y “Can’t Come In”, que se han mantenido activos hasta la actualidad. Myton, ahora en plan solista, con el nuevo disco Rat Trap, se presenta justamente este sábado 12 de noviembre en Buenos Aires (a las 23.30, en La Trastienda, Balcarce 460), junto a la backing band argentina Rice & Beans. El tenor de aquel dúo (que luego fue trío, con Watty Burnett), de 75 años, es parte esencial de la historia de la música jamaiquina y escucharlo en vivo es una oportunidad para no dejar pasar.

Desde Montevideo, la escala de la gira anterior a Buenos Aires, Cedric Myton habló con Rolling Stone de lo que él mismo denomina su «viaje musical» de ya 59 años.

“Manejamos más de 5.000 millas por Brasil. ¡Es una locura! [risas], un viaje de locos de este punto a este punto y a este otro [hace onomatopeyas para enfatizar la idea de trayectos largos y rápidos]. Ahora vamos a Buenos Aires, pero volvemos a Brasil para hacer dos shows más, en San Pablo y en Belem. Es un viaje musical. Es automático, es cultural, es espiritual, ¡y es físico!”.

¿Es distinto tocar en Jamaica que hacerlo en otros lugares?

Muy diferente. En todas las maneras posibles. Aunque Jamaica es la cuna de esta música, afuera la gente presta más atención. Escuchan más en otros países que en Jamaica. La gente de Jamaica es diferente en muchas maneras. Siempre está bueno viajar para compartir esta música que trae puro amor, unidad, felicidad. Eso es lo que estamos acá para compartir con la gente, la alegría que te saque la mente del esclavismo y te lleve a otro estado. La música ha conseguido eso a través de los tiempos.

Siempre te deben preguntar por The Congos, pero tuviste otro grupo antes, The Tartans (en la segunda mitad de los 60). ¿Qué me podés contar de esos tiempos?

¡Claro! La era del rocksteady, todos queríamos hacer temas para que la gente bailara toda la noche. Estaban también Bob Marley, Desmond Dekker… ¡Monumental! ¡Monumental de por vida! Es místico, ¿sabés?, la música trasciende de generación en generación, de década en década, de era a era.

Cuando grababan Heart of the Congos, ¿sentías que estabas haciendo algo tan bueno?

No realmente. Sabía que estaba haciendo algo monumental, pero no que iba a prender tanto en todo el mundo, más allá de razas, gente, países. Pero estaba ahí. En esa época estaba también Ras Michael and the Sons of Negus, era la transición del nyabinghi al reggae, aprendiendo del movimiento rastafari, espiritualmente, musicalmente, ¡reggaemáticamente! [risas].

¿Cómo era trabajar con Lee Perry?

Es una gran historia. Aprendí mucho del Scientist, igual que Bob Marley. Era un gran ingeniero y, a su manera, un científico. Me gustó haber compartido parte del viaje.

¿Siempre entendías hacia dónde iba con el disco?

Para ser honesto, hacía cosas que te sorprendían. Pero era un gran persona, un gran artista y productor. Y sacaba lo que ni vos mismos sabías que tenías. Trabajamos mucho. El único problema, en el momento, fue que Island lo iba a lanzar, pero al final no lo hizo, y después se lo disputaron con Virgin, y así el disco quedó perdido mucho tiempo. Pero hasta hoy es uno de los grandes discos de todos los tiempos.

Y un artículo de colección que se vende a precios altísimos…

¡Sí, llega a los 2.000 dólares! Por un Heart of the Congos, lo he visto. Es bueno que pase eso. ¡Aunque al mismo tiempo los artistas no veamos un centavo!

¿Por qué el reggae le gusta a tanta gente distinta alrededor del mundo?

Porque une a las naciones. Incluso hoy la música reggae juega un papel importante. Es la música por la que estoy hoy acá. Viajo por el mundo difundiendo a rastarari a través de la música.

¿Y qué tiene el reggae para causar tal impacto?

Uno de los elementos clave es el mensaje de alivio, que te saca una sonrisa para salir adelante un día más en esta vida. Es la música que está en todas partes y abre todo tipo de puertas con su mensaje de redención y de revolución. “¡Está hablando de revolución!”, podrían decir algunos, pero es cierto, la revolución es necesaria. En cada generación. Claro que hay muchos tipos de revolución: espiritual, física, incluso financiera. Bob Marley ha hecho un gran trabajo, Peter Tosh ha hecho un gran trabajo. Toots and the Maytals…

Y vos, claro…

Bueno, yo soy el menos importante… ¡Pero estoy vivo! ¿Sabés?, muchos amigos se han ido. Pero todavía hay una historia que contar y la voy a contar yo, personalmente.

Estás girando con músicos argentinos. Los extranjeros, ¿pueden tocar bien reggae?

Sí, man, porque el reggae está en la sangre, no se aprende. Nacés con esto. ¡Y esta música es la comunión mágica de la humanidad! Toda la familia de ingredientes, el bajo, la batería, la guitarra, son parte de la misma armonía mágica.


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